10 septiembre 2019

Reflexiones para el nuevo curso


Foto: Juanjo Villa

Mucho más que enero, para mí el mes de septiembre es el que marca el verdadero comienzo de año.

El cambio de estación es muchísimo más evidente: los días de repente son más cortos y por las mañanas hace fresquito. Definitivamente se acabaron las vacaciones y la vuelta a la rutina es impepinable.

Así que me toca hacer nuevos propósitos, organizar los próximos meses y poner en marcha todos los cambios que este verano se me han ido ocurriendo y que por supuesto no he hecho.

Porque yo me las prometía muy felices y pensaba que el verano me iba a cundir como nunca. ¿La realidad? No me ha cundido absolutamente nada. Eso sí, lo he disfrutado un montón.




Así que el nuevo curso lo empiezo animadísima, aunque tengo que confesar que el inicio ha sido un poco caótico:

Llegamos el sábado de viaje y el domingo tuve que comprar todo el material escolar deprisa y corriendo. Pero me recorrí todos los chinos del barrio y, contra todo pronóstico, conseguí todo menos un cuaderno especial (siempre hay alguna profe que parece que disfruta poniéndonos a prueba...)

Tengo las extraescolares a medio organizar, y es que cuadrar los horarios es complicadísimo: la semana pasada me dijeron que este año no hay grupo en el club donde los niños iban a tenis y me ha tocado gestionar una alternativa desde Italia. Parece que va bien encaminada; mañana lo sabremos.

Y el blog, que me había prometido a mí misma sacarlo puntualmente todos los lunes a partir de septiembre, lo empiezo en martes y encima de la segunda semana... Vamos, un poco desastre.





Pero me niego a flagelarme por lo que no he hecho y prefiero centrarme en todo lo que viene por delante, que no es poco:


- cursos de fotografía: sí, en plural, porque tengo varios pendientes.

- vuelta al gym: ya he dicho que yo me rijo por el calendario escolar así que llevo sin moverme desde finales de junio. Mi vuelta a los ruedos es el jueves y ya me estoy poniendo en lo peor...

- retomar el boxeo: este otoño abren un sitio nuevo cerca de mi casa y parece que los horarios me vienen bien. (No es fácil cuando trabajas a turnos; ya tuve que dejar de ir a otro sitio precisamente por eso.)

- darle otra oportunidad al yoga: ¿Lo conseguiré? Lo he intentado un montón de veces y varias modalidades diferentes pero siempre lo acabo dejando. No me acaba de enganchar pero estoy empeñada en que me guste y además necesito recuperar un poco de flexibilidad.

- organizar e imprimir fotos y hacer álbumes: reconozco que esta tarea me abruma un poco (bueno, bastante) pero lo tengo que hacer. Las fotos en el ordenador no sirven absolutamente para nada.

- entrar a machete en la habitación de los niños: no solo habrá que hacer el cambio de armario en breve, sino que pienso deshacerme de la mitad de sus cosas. Tiembla, Marie Kondo.

- planificar una reforma en casa: no va a ser hasta dentro de bastantes meses y tampoco es que la vayamos a tirar entera, pero quiero hacer algunos cambios y le tengo que dar muchas vueltas. (Reconozco que esta parte me encanta y estoy deseando ponerme a ello.)

Y podría seguir pero creo que para empezar ya tengo suficiente.

¿Me he pasado de ambiciosa? Probablemente, pero te advierto que estoy muy motivada. En unos meses te contaré mis avances.



Y tú, ¿qué planes tienes para la rentrée?




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