Una de las cosas que más me gustan es salir unos días de Madrid y, a juzgar por las hordas que se mueven en cuanto hay un puente, se ve que no soy muy original... Así que siempre que podemos evitamos los fines de semana y puentes oficiales.
La última escapada que hicimos fue en mayo. Aprovechamos que el 15 era festivo en Madrid pero no en el resto de España y le añadimos un día más, así que nos fabricamos nuestro propio puente, pero sin atascos.
Yo quería ir a Cáceres ciudad porque no lo conozco (sí, lo sé, no tengo perdón), pero viajábamos con Lupe y eso nos limita mucho el tema del alojamiento. La mayoría de los hoteles que admiten animales (y sobre todo un perro tan grande como el nuestro) están fuera de las ciudades, así que al final optamos por un plan más rural, y pusimos rumbo a la sierra de Gata, al norte de la provincia de Cáceres, en la frontera con Salamanca y Portugal.
Nos quedamos en A Velha Fábrica, un hotel rural construido sobre una antigua fábrica de mantas y aceites. Los exteriores son una preciosidad, y la piscina tenía una pinta estupenda. Estaba abierta, pero sólo para valientes; una lástima, porque el sitio era perfecto para relajarse en la tumbona con un libro, la verdad…
Nosotros nos alojamos en una de las habitaciones cuádruples. Al llevar a Lupe era la única opción porque son las que tienen entrada independiente, pero igualmente nos habríamos quedado en una de ésas porque íbamos con los niños.
La habitación es súper amplia, con techos altísimos, un loft en doble altura y zona de estar, pero no es tan bonita como el resto del hotel. Tanto el baño como la decoración son mejorables, aunque para mí la pega principal es que era muy, muy oscura. Entra muy poca luz natural porque la construcción es de grandes muros de piedra con unas ventanas muy pequeñas, pero precisamente por eso habría que cuidar mucho más la iluminación interior. Aún así el hotel es recomendable, el personal amabilísimo, y creo que las habitaciones dobles, que están en el edificio principal, son más bonitas y están mejor iluminadas.
La Sierra de Gata tiene un montón de pueblitos preciosos por los que perderse. Los más conocidos son Trevejo, San Martín de Trevejo y Robledillo de Gata, pero hay muchos más.
Nosotros empezamos por Robledillo de Gata, que está considerado uno de los pueblos más bonitos de Extremadura, y con razón. Las casas son las típicas de la zona, construidas en adobe y con entramado de madera. La parte que está a orillas del río llega a una minicascada que debe ser la imagen más repetida del pueblo. Desde allí las calles suben siguiendo la ladera de la montaña hasta llegar a la iglesia y la plaza, pasando por pasadizos y casas voladas. Creo que no nos dejamos ni un recoveco por ver.
Paramos a tomar algo en La Bodega del Marqués, uno de los pocos bares que hay en Robledillo, y un sitio de lo más curioso, lleno de todo tipo de aperos colgados del techo y de las paredes. Como se nos echó el tiempo encima (esto es una constante cuando estamos de viaje) decidimos comer ahí mismo y fue todo un acierto. La presa ibérica hecha en el horno de piedra estaba para chuparse los dedos. La presa y el secreto están en todos los menús de la sierra de Gata, así que no hay escapatoria, y como encima están buenísimos acabamos comiendo carne todos los días. Hasta yo, que tampoco soy la más fan de las verduras, me moría por algo de verde al final del viaje.
Por la tarde fuimos a Trevejo, una aldea diminuta a los pies de un castillo medieval. Me encantó. El pueblo es poco más que una calle con cuatro casitas a los lados, pero es de lo más auténtico, con su corro de abuelitos echando la tarde incluido. La subida al castillo es preciosa, siguiendo un camino empedrado que pasa por una pequeña ermita que parece de juguete; y desde arriba las vistas del pueblo y de la sierra son una maravilla.
Estábamos prácticamente solos y lo disfruté muchísimo. Las ruinas del castillo son perfectas para pequeños aventureros, aunque hay que tener cuidado porque no hay ningún tipo de barandilla, y realmente está muy derruido.
Aunque desde el coche yendo de un lado a otro ya se aprecia el paisaje, lo suyo es hacer alguna ruta. Para nosotros nada de grandes travesías porque íbamos con los niños (y con Lupe, que la pobre es más vaga que nada) pero por lo menos que pudiéramos estirar las piernas y caminar un poco. En el hotel nos recomendaron un recorrido circular que sale desde San Martín de Trevejo y que recorre parte de la antigua calzada romana y atraviesa un castañar. Así que aprovechamos para ver el pueblo y a la vuelta de la ruta comimos en Los Arcus, uno de los restaurantes que hay bajo los pórticos de la plaza mayor. Tarde, como siempre, pero bien.
El último día cruzamos a Portugal. La frontera está a sólo 15 kilómetros de donde nos alojábamos, y Portugal siempre es una buena idea. Mira que me gusta ese país y, cada vez que voy, vuelvo igual de encantada. Fuimos hasta Monsanto, “el pueblo más portugués de Portugal”. No sé qué requisitos hay que cumplir para llevarse el título, pero lo cierto es que es precioso y merece totalmente la pena.
Está construido en lo alto de una montaña con su correspondiente castillo, claro, pero lo más curioso son las rocas enormes que forman parte del paisaje, hasta el punto de que algunas casas están construidas bajo ellas.
El castillo está en ruinas, pero queda suficiente de las murallas como para que los niños tengan por donde trepar y correr. Yo estuve todo el rato con el corazón encogido, porque Daniel es un poco cafre y se dedicaba a correr por las murallas como si estuviera a ras de suelo (además de llevarme con la lengua fuera y gritarme cada vez que me quedaba atrás). En esta familia yo soy la encargada de hacer las fotos (no es que me haya nombrado nadie, es que si no las hago yo, no hay fotos) así que siempre me quedo atrás…
Una vez más se nos echó el tiempo encima para comer y tuvimos que parar en un sitio cualquiera, nada memorable, así que me temo que esta vez no tengo nada que decir de la gastronomía portuguesa.
En el camino de ida yo me había fijado en un campo precioso que había al lado del camino, y me empeñé en que paráramos ahí a la vuelta para hacer unas fotos. Ya me veía yo con unos retratos preciosos de los niños en un paisaje bucólico entre flores desenfocadas. Como mi imaginación supera mi talento y nadie compartía mi entusiasmo por la sesión fotográfica el resultado no fue el que esperaba, pero aún así el sitio en el que paramos era una maravilla. Al lado del campito en cuestión había una casa preciosa de la que me enamoré totalmente. No había ningún cartel de “a la venta”, pero por dentro estaba vacía, y yo ya me veía haciendo la reforma, y buscando el sitio perfecto para poner la piscina.
Tengo que decir que esto de verme con una casa idílica que reformo a mi antojo en algún paraje encantador me pasa con frecuencia. Me ocurrió en Matarraña, en Panticosa, en Benasque, en el valle del Duero… De momento la cosa no pasa de ahí y, aunque de vez en cuando nos da por mirar algo en Idealista, nunca acabamos de ponernos en serio a ello. Pero bueno, soñar es gratis...
Y mientras yo me quedo soñando con esa casita maravillosa, te animo a que, si tienes ocasión, no dejes de visitar la Sierra de Gata. Seguro que volverás con la impresión de haber descubierto una joya que poca gente conoce.
Las fotos estan espectaculares!! Muy bonito lugar, espero ir a conocer algun dia!!
ResponderEliminarMuchas gracias, Giannina. Un saludo
EliminarHola guapa !!! No conozco Caceres hiciste muy bien en haceros vuestro puente particular me gustan mucho las fotos son muy chulas se nota que disfrutasteis mucho lo que si conozco es Mérida que estuve este verano y Portugal que me pasa como a ti me enamore pero no conozco esa parte yo estuve en el alvor un pueblecito en el que está el algarve y tiene unas playas espectaculares si no has estado te lo recomiendo yo no me quería ir de allí un besazo
ResponderEliminarHola Sara. Pues si tienes ocasión te recomiendo que vayas a Cáceres porque toda la provincia es maravillosa, no solo la Sierra de Gata. ¡Un saludo!
Eliminarque maravilla de viaje, no he estado por la zona, me encanta viajar asi que me lo anoto, y es cierto que cuesta viajar con perritos, yo antes tenia el mio, y era peor que ahora. Que bien lo habreis pasado la familia entera
ResponderEliminar¡Hola Inma! Yo tampoco conocía esa zona ni había oído hablar de ella antes de ir; fue un poco por casualidad y mereció totalmente la pena. La verdad es que me encantan esas escapadas cortas en familia (perrita incluida)...
EliminarWowww! Que bonito y verde se ve...
ResponderEliminarLa verdad es que me han llamado muchísimo la atención las casas (aunque me recuerdan a las de los pueblos de montaña de aquí), pero los paisajes me han parecido espectaculares... Aquí todo es mucho más seco...
La verdad es que nunca he ido por esa zona, pero me lo apunto...
Y estoy de acuerdo, viajar con perro es demasiado difícil (y, muchas veces, se compartan mejor que algunas personas)
Sí, me sorprendió muy gratamente, la verdad. Si tienes ocasión no dejes de ir. Un abrazo
Eliminarjsajajaja como te entiendo cuando dices que si tu no haces las fotos, no hay fotos! Y el lugar no puede ser más bonito, como para no entretenerse en hacerlas!
ResponderEliminarBesos desde JustForRealGirls
¿Verdad? Es mi gran cruz en todos los viajes; ¡siempre parece que yo no he ido! Un abrazo
EliminarEs un lugar de ensueño, cada fotografía es fantástica, el castillo en ruinas creo que fue mi lugar favorito, es un lugar mágico, y una vez más las fotos son geniales 😘, me gustó mucho donde aparecen esas rocas gigantescas, cómo se mezclan con el paisaje, una de ellas literalmente está sobre una casita, un lugar majestuoso.
ResponderEliminar¡Gracias! Es verdad que es un sitio precioso. El castillo en ruinas es un lugar mágico, y lo de las piedras es muy impactante. Un saludo
EliminarLa verdad es que yo tampoco conozco Cáceres ni tampoco la sierra de Gata, pero no me importaría nada perderme por esos pueblecitos que hay por ahí y que nos vas mencionando, me han gustado sobretodo las fotos de Trevejo!
ResponderEliminarSí, Trevejo tiene un encanto especial. La silueta del castillo en ruinas y la ermita en la montaña es una preciosidad. Un abrazo
EliminarHola! Yo nunca he visitado Extremadura, ni tampoco Portugal, pero entran ganas al ver esas fotos con ese verde y agua en abundancia... Además lo explicas con tanto detalle que me has transportado allí!!
ResponderEliminar¡Muchas gracias! Pues Extremadura es maravillosa, y Portugal no puedo recomendártelo más: es precioso, tiene unas playas fantásticas, se come muy bien y además te entienden perfectamente en español. No dejes de ir si tienes ocasión porque te garantizo que no te defraudará. Un abrazo
Eliminarno conozco la zona y con las fotos tan bonitas que has colgado, em ha entrado muchísima curiosidad!!! Tomo nota a ver si puedo hacer una visita pronto que tengo muuuuuchas ganas de viajar, de salir y de cambiar un poco de aires jejeje
ResponderEliminar¡Muchas gracias, Mavi! Pues ya me contarás si te animas... La zona es perfecta para desconectar y cambiar de aires. Un abrazo
EliminarQue buena pinta tienen vuestra escapada, me apunto la sierra de Gata para la próxima escapada, pero te recomiendo que ya busques un hueco para conocer Cáceres, sin duda una de las ciudades más bellas de toda la península. Y me quedo con el pueblo mas portugués de portugal, me pasa como a ti, que me encanta ese país. Me alegro que disfrutarais de la escapada.
ResponderEliminarTienes razón, Raquel: Cáceres lleva demasiado tiempo en mi lista y le tengo que poner remedio ¡ya! Un abrazo
EliminarQue maravilloso lugar! Viajar en familia es una experiencia muy bonita porque se van construyendo hermosos recuerdos en nuestros hijos, lo que mas me ha llamado la atención es lo acogedor del lugar y como han logrado convivir con la naturaleza del lugar esas piedras enormes si que me impresionaron.
ResponderEliminar¡Hola! Sí, a mí también me encanta viajar en familia, aunque luego también se agradecen las escapadas sin niños.. ;D Me alegro de que te haya gustado el sitio. Un abrazo
EliminarHolaaa
ResponderEliminarQue suerteee poder ir a esos lugares tan bellos y realmente son bellos, dan ganas de tener una casits y vivir allí, el castillo en ruinas me recuerda al de la película brave !
Que mal que no tuvieras oportunidad de encontrar un lugar buenisimo en gastronomía !! Uwu
Saludos
¡No lo había pensado, pero es verdad que recuerda al castillo de Brave! :D
EliminarEstoy tan sorprendida por las fotos que nos muestras!! Yo no podría vivir en esas cosas con una roca encima!! Los paisajes son preciosos y el pueblito de ve de cuento! Me imagino que estabas toda tensa por los niños pero seguro ellos se divirtieron a lo grande!! Un beso!
ResponderEliminarYo creo que tampoco podría vivir allí, por mucho que las rocas lleven así cientos de años..., aunque es verdad que es un sitio precioso. Un saludo
EliminarUna de las cosas que más adoro en la vida es viajar, y debido a tu entrada y hermosas fotos me han dado muchas ganas de visitar ese bello lugar. Espero algún porder hacerlo, aunque me queda algo lejos de acá mi país :(
ResponderEliminarMuchas gracias por compartir tu experiencia
Seguro que en tu país también hay sitios maravillosos y prácticamente desconocidos para mucha gente. Lo importante es moverse y descubrirlos, estén donde estén, ¿verdad? Un saludo
EliminarSi me permites la expresión, creo que tenemos un "ojo fotográfico" muy parecido. Yo también soy la que suelo hacer más fotos, y ese tipo de planos los saco mucho. Aunque no conozco nada de esa zona, me queda mucho por descubrir de España. ¿No se asustan los niños con lo grande que es Lupe? Bss.
ResponderEliminarSupongo que una vez que te cuelgan el cartel de "fotógrafo oficial" de la familia ya no hay marcha atrás... :( Me encanta hacer fotos, pero también me gustaría salir en algunas... A mí también me queda mucho de España por descubrir, por eso me encantan las escapadas de este tipo. Y respecto a Lupe, ¡todo lo que tiene de grande lo tiene de buena! :D
EliminarHola hermosa, menos mal que guardé tu blog pq ayer por la tarde me dio error junto a otros dos y veo que no se publicó mi comentario. La cosa es que me encantaron tus fotos y esa es una zona que no conocía pero me ha parecido espectacular sobre todo para visitar con los peques. Respecto a la casa idílica te entiendo, no se me ocurre nada mejor que tener una segunda residencia para desconectar, muaksss
ResponderEliminar¡Hola Vanesa! Me alegro de que te hayan gustado las fotos, y es verdad que es una zona preciosa así que es fácil hacer fotos bonitas. Y, sí, está muy bien para ir con niños. ¡Un saludo!
EliminarNo conozco Robledillo de la Gata, la verdad es que solo ver las imágenes es como transportarme al lugar, tan lleno de belleza, tranquilidad y esas calles que dan ganitas de transitar, me fascina el lugar por la paz que irradia.
ResponderEliminarMe alegro de que te haya gustado. Y, sí, es un sitio perfecto para perderse y desconectar... ¡Un saludo!
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